lunes, enero 12, 2015

El conflicto eterno. El Oriente musulmán y la Europa cristiana.

Estas reflexiones a vuelo de pájaro me surgieron a raíz del reciente atentado ocurrido en París, donde un grupo de
fundamentalistas islámicos acribilló a la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo en represalia por unas caricaturas del Profeta Mahoma.

Mucho se habló en estos días de este hecho vinculándolo al conflicto oriente musulmán y occidente cristiano, muchos vaticinaron también la Tercera guerra mundial. Otros, sin embargo, atribuyeron el hecho a la pauperización social de los sectores musulmanes en la Unión Europea, y así sigue la lista... Pero creo vislumbrar que este hecho tremendo, injustificable y vandálico, es un eslabón más en una larga cadena histórica de conflictos y desavenencias entre el Oriente musulmán y la Europa cristiana.

Ambas culturas vecinas, que comparten el Mediterráneo, pasaron por momentos de sangrientos conflictos y de paz armónica que se iniciaron con la predicación de Mahoma en el año 622 en La Meca. Basta recorrer de manera rápida, y seguramente imperfecta, esta larga historia de idas y venidas para comprender que estamos ante un fenómeno que no es nuevo y que tampoco es fácil solucionar.
Países con + 10% de población musulmana

Ya en el año 711 los musulmanes invadieron la Península Ibérica durante el Califato Omeya, dominio que recién finalizó en el año 1492. Tres siglos después, los reyes cristianos junto al Papado inician lo que conocemos vulgarmente como Las Cruzadas, esas campañas militares que duraron casi 200 años y cuyo primer objetivo manifiesto fue recuperar la Tierra Santa que estaba en manos de los Califas musulmanes. Luego sabemos que a esa causa se le sumaron objetivos militares, políticos y económicos y que al "enemigo" musulmán se le sumaran los eslavos paganos, judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros, husitas, valdenses, prusianos y contra todo enemigo político de los papas.

Ya en el siglo XV aparece un nuevo foco de conflicto, el advenimiento del Imperio Turco Otomano que luego de dominar al mundo árabe, a partir de 1453 controló con mano ferrea el Sudeste de Europa y protagonizó largas guerras contra los reinos europeos hasta llegar a su ocaso durante el siglo XIX y desintegración al finalizar la I guerra mundial (este es el origen étcnico y religioso de la última crisis de los balcanes en la década de 1990 con la desintegración de la antigua Yugoeslavia y las masacres de musulmanes ocurridas en suelo europeo).

Y llegados hasta acá valen una palabras sobre la batalla de Lepanto que fue un combate naval de capital importancia para la supervivencia cultural de occidente y que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Naupacto (o Lepanto, del italiano), situado entre el Peloponeso y Epiro, en la Grecia actual. Se enfrentaron en ella la armada del Imperio otomano contra la de una coalición cristiana, llamada Liga Santa, formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya (dicho sea de paso el Reino de Francia se marginó por mezquindades políticas de la época poniendo en riesgo la integridad de toda la Europa cristiana).

Milagrosamente, los europeos resultaron vencedores, y solo se salvaron 30 galeras turcas. Se frenó así el expansionismo otomano por el Mediterráneo occidental y se aseguró la permanencia cultural de la Europa cristiana. Dato de color, en esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido, y perdió la movilidad de su mano izquierda, lo que valió el mote del «manco de Lepanto».

Como se puede observar en estas líneas, este conflicto llega casi a los albores del siglo XX y allí se complica aún más. Durante el siglo pasado, los pueblos musulmanes árabes y persas fueron "conquistados" en su mayoría por las grandes petroleras de occidente. Seguramente aquí se necesita un análisis mucho más profundo y multidisciplinar ya que fueron muchas las causas que se sumaron para llegar a la crisis de hoy. Los interes empresarios de las petroleras; el populismo de los líderes políticos y religiosos musulmanes; la discriminación en los países árabes; los conflictos internos entre las diversas ramas del islamismo (Chiíes; Suníes y Jariyíes); la creación del Estado de Israel y la consecuente persecusión y diáspora de los Palestinos; el crecimiento de las sectas fundamentalistas dentro del Islam; la "ceguera" de occidente en apoyar a líderes corruptos y sin escrúpulos como Saddam Husein o Muamar el Gadafi; la migración de musulmanes pobres a los países europeos en busca de un mejor porvenir y las promesas incumplidas; la xenofobia; etc.; etc.

Siempre digo a mis alumnos que quien les cuente que un fenómeno social tienen una sola causa es un gran mentiroso; los conflictos sociales son siempre multicausales. Y esta nota no pretende otra cosa que despertar en el lector esa misma idea. Como dice el cantante y compositor Jorge Drexler: "nada es más simple, no hay otra norma: nada se pierde, todo se transforma".

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