martes, septiembre 01, 2009

Cuatro años del Rey Lennon Observer

El pasado mes de Agosto el Rey Lennon Observer cumplió 4 años. Desde aquel entonces, la blogósfera se ha expandido de manera geométrica y las redes sociales estallaron. Lo que apenas comenzaba, hoy es una realidad.

En aquel entonces, me figuraba que el RL Observer podría emular las reflexiones que Edward y Doris Bernays escribían en su newsletter Contact. La meta era, por cierto, muy elevada. Aspiro, con la ayuda inestimable de los lectores, seguir adelante.

Me gustaría, a 4 años del comienzo, reflexionar con Uds. sobre el fenómeno de YouTube.


YouTube, la nueva TV

YouTube es simple: un sitio web donde la gente comparte videos. Su complejidad aparece a la hora de enumerar su contenido, es difícil saber qué hay dentro de esa casa mostrenca. Videos “caseros” que muestran la vida cotidiana de miles de personas comunes; oscuras confesiones de jóvenes y no tan jóvenes (como el caso de Peter Oakley el famoso jubilado inglés más conocido como “geriatric1927”, por el año de su nacimiento); pequeñas ficciones; spots publicitarios; spots políticos; músicos aficionados mostrando sus habilidades y esperando ser “descubiertos” por algún productor; porno soft; humor; imágenes periodísticas captadas por teléfonos celulares; fragmentos de la gran TV “off-line”; fragmentos de películas; videos de famosos y un largo etcétera.

YouTube es ante todo la memoria audiovisual del mundo contemporáneo al alcance de todos y producido por todos. Una nueva convergencia, esta vez entre espectador y productor. Papeles que se intercambian.

Señala el periodista Héctor M. Guyot que en YouTube “Lo que subyace, pareciera, es la tensión entre cultura basada en la interioridad, la profundidad y el esfuerzo, que rigió en occidente durante los últimos doscientos años, y otra emergente que en cambio privilegia el flujo, el juego, las apariencias y la espectacularidad.”[1]

Los números son abrumadores:
En 60 años de existencia, las tres principales cadenas de TV estadounidenses produjeron juntas 1.500.000 de horas de programación. YouTube recibió el mismo volumen sólo en los primeros 6 meses del año 2008, a un ritmo de 9.200 horas de video por día, el equivalente de lo que producirían 385 canales en 24 hs.[2] Más del 85% del material que se sube es nuevo y original.[3]

Y el tema ya comienza a preocupar a los grandes monarcas de la TV. Señala Gastón Roitberg que “el prime time televisivo se ve amenazado por el interés que despierta el video on-line en la generación de nativos digitales” (los menores de 20 años).[4]

Una TV generada por los consumidores en la plataforma típica de la Web 2.0, que permite interactuar con el material audiovisual dejando comentarios, eligiéndolo como favorito, reenviándolo por e-mail; bajándolo a la propia PC o incluso recreándolo es mucho más atractivo para los jóvenes que la típica actitud pasiva del televidente tradicional.

Y Gastón Roitberg comenta que ya está planteada la batalla entre estos dos gigantes, “pero uno es más veloz, interactivo y ofrece un menú a la carta que resulta muy tentador”.[5]
Para reflexionar:
a) Pauta publicitaria televisiva tradicional vs. Mensaje interactivo y viral.
b) La fragmentación infinita del espacio televisivo que significa YouTube desde el punto de vista de los contenidos sumada a sus características intrínsecas: simpleza, brevedad, accesibilidad; interactividad y adaptabilidad a múltiples soportes (PC, teléfonos celulares, reproductores de mp4, e-mail).
c) Ficción o realidad; información o entretenimiento son conceptos que aparecen hoy mixturados en el continuo audiovisual de YouTube.

Una mirada crítica a este fenómeno es la que aporta Chris Nolan fundadora de Spot-on.com. Señala que “YouTube es una excelente herramienta tecnológica para la venta de publicidad; esos es todo lo que es; porque, en verdad, su contenido es estúpido, irrelevante y no aporta ningún valor.”[6]

Invito al lector a comprobar que el contenido de YouTube no es tan estúpido, ni tan irrelevante y que muchas veces aporta valor. Basta con introducir en la búsqueda, por ejemplo, Alfred Hichcock o Federico Fellini y encontrar trailers y escenas de sus magistrales películas, bandas de sonido, homenajes y entrevistas; o Miles Davis y asombrarse al verlo tocar su trompeta en vivo en 1967, o Thelonious Monk y escucharlo acariciar su piano en París en 1966.

Como dijo alguna vez Julio César al cruzar el río Rubicon: "Alea Iacta est" ("la suerte está echada").

Notas:
[1] Adncultura, Año 2, n° 61, 11.10.08.
[2] Ibídem.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] La Nación, sec. 6, p. 3, 12.10.08.

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