Acabo de llegar de Córdoba, de la Jornada de estrategia y negocio organizada de manera excelsa por el IES 21 el pasado 11 de septiembre. Un verdadero placer compartido con profesionales de todo el país.El nuevo paradigma de la comunicación 2.0
Y esto tiene que impactar en las empresas si quieren seguir obteniendo beneficios. Aprender a dialogar es la clave. No pensar ya en "controlar", como en el viejo paradigma de la comunicación regido por la lógica publicitaria (controlo lo que digo, cómo lo digo, dónde lo digo y cuándo lo digo). Hoy debemos aprender a "compartir", a "negociar". Ya la empresa no tiene el "control".Y para afrontar este cambio, me permito citar algo que escribí en mi último libro, Reflexiones sobre el management de la comunicación, los 4 principios del AIKIDO.
El Aikido, un arte marcial japones creado por Morihei Ueshiba, conocido por los practicantes como O’Sensei (que significa Gran Maestro). O’Sensei, un experto en diversas artes marciales, creó el Aikido a partir del deseo de que el individuo desarrolle al máximo su potencial como tal, tanto física como mentalmente. La palabra AIKIDO puede traducirse como "el camino (Do) para unir (Ai) toda nuestra energía interior (Ki)".
Uno de los principios más importantes del Aikido es el que sostiene que la mente y el cuerpo son uno. Cuando el individuo actúa teniéndolo en cuenta, desarrolla gran poder. Ya que los movimientos del Aikido son de naturaleza circular, requiriéndose flexibilidad, equilibrio y precisión, no hay necesidad de entrar en conflicto con la fuerza del oponente. Al acompañar el ataque mediante estos movimientos, es posible tomar control de la fuerza que emplea el atacante y redirigirlo en forma segura y efectiva.
En síntesis, el Aikido es bueno para el cuerpo, la mente y el espíritu. Aunque parezca extraño, este arte marcial puede darnos algunas enseñanzas muy válidas para la acción directiva.
Sintéticamente el Aikido nos enseña cuatro prácticas que pueden aplicarse en estos momentos de cambio de paradigma
1. Equilibrio: la clave está en saber mantener siempre el equilibrio, es el otro el que debe perder el suyo. El Aikido nos enseña a estar, a permanecer siempre en nuestro centro. Dicho de otra manera, es el “dominio de sí”, el conocerse a si mismo del que hablaban los maestros griegos. Y conocerse significa saber cuales son nuestras debilidades y cuales nuestras fortalezas, y actuar en consecuencia, minimizando unas y acrecentando las otras.
2. Acercarse al otro: Los occidentales, al buscar seguridad en las relaciones, tenemos la tendencia de alejarnos del otro, de establecer un metro y medio de distancia en nuestras relaciones (dicho sea de paso esa es la distancia de una patada). Pero el Aikido nos enseña que cuanto más cerca estoy de mi oponente, menos vulnerable soy y, lo que es más interesante, puedo conocerlo mejor.
3. Paciencia: Las artes marciales, y la cultura oriental toda, nos enseñan a ser pacientes. A saber esperar el momento justo para el ataque. A perseverar en la técnica, que se repite una y mil veces hasta que sale perfecta. Pero ser pacientes significa también aprender a concentrarnos en aquellos factores que sí podemos modificar y no preocuparnos por lo que no podemos cambiar. Cada uno reflexione en el tiempo que perdemos quejándonos de cuestiones que nos exceden y que, como el clima por ejemplo, no depende de nosotros ni de nuestro esfuerzo.
4. Flexibilidad: La rigidez es un error táctico, la clave está en seguir el movimiento del otro, en adaptarse al otro. Lo que permanece rígido se quiebra con facilidad. Por otra parte las organizaciones no se perpetúan manteniendo las cosas como son, sino sabiendo adaptarse a los cambios del entorno. Por eso toda estrategia, como dijimos al comienzo de estas reflexiones, debe contener en sí misma la posibilidad del cambio.
En el Aikido las técnicas, enseñaba el O´Sensei, “emplean cuatro cualidades, las cuales reflejan la Naturaleza de nuestro mundo. Depende de las circunstancias, tú tendrás que ser: duro como el diamante, flexible como el sauce, fluyendo como el agua, o vacio como el espacio. El cuerpo tiene que ser triangular y la mente circular. El triángulo representa la generación de la energia y la postura física más estable. El círculo simboliza serenidad y perfección, fuente de las técnicas ilimitadas.”
Para finalizar, les dejo una última reflexión para afrontar estos tiempos de cambio, como decía Bruce Lee, "ser como el agua" que se adapta al recipiente que la contiene.
1 comentario:
Sos un genio Fede.... Nos vemos pronto
Besos!
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