Llega Navidad y Fin de año. En todo la tierra la humanidad parece recordar que hay otra forma de vivir. Nos volvemos más amables, recordamos a los amigos, visitamos parientes que sólo vemos una vez al año, enviamos cientos de tarjetas con buenos deseos, nos hacemos regalos, nos olvidamos de los estrictos controles de peso y comemos de más y bebemos en demasía. Y los medios recuerdan también que existen valores y lo reflejan en las pantallas. ¿No les llama la atención que para esta época del año todos los canales de Tv sacan a relucir películas en donde el amor, la fortaleza ante la adversidad, el sentido de trascendencia, la paz y la esperanza se transmiten abiertamente, sin temor a caer a veces en edulcorados mensajes? Notable. Lo mismo sucede en la publicidad, abundan los mensajes de comprensión por el otro, deseos de paz y concordia entre los hombres, como si un espíritu benigno entrara en las agencias de publicidad y escribiera los brief y copys de los creativos.
Hay algo de esquizoide en todo esto. Nos comportamos todo el año como lobos y al llegar el fin del año recordamos que podemos ser corderos, para olvidarlo rápidamente después del 6 de enero (festejo de Reyes). Me pregunto si el problema es que el hombre ya no puede o no quiere o no lo dejan vivir como cordero tras siglos de ejercitarse como lobo. En fin, sentémonos a disfrutar de estas dos semanas que son un oasis (¡que lugar común!) en el mundo que nos toca transitar.
Para aquellos que han seguido este blog a lo largo de estos meses un gran abrazo navideño y espero que el año entrante recordemos más a menudo los valores que afloran cada fin de año. FRL
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