Y sigo con el tema de las desprestigiadas Relaciones Públicas en la Argentina. Acabo de leer dos noticias (El Sol y El Heraldo) cuyo encabezado es:
Denuncian que pastera instalada en Fray Bentos implementa una campaña propagandística en Argentina
la bajada señala que:
Miembros de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú evaluaron que la pastera de Botnia no puede operar con una imagen adversa, por lo que revelaron que contrató a Porter Novelli, una de las empresas más grandes de Relaciones Públicas del mundo, para que maneje sus comunicaciones en la Argentina.
Es interesante que aún hoy a alguien se le ocurra "denunciar" a una empresa por contratar a una consultora de relaciones públicas como si fuera un delito, no?
Y este comentario es genial: El vocero de esta empresa es Aldo Leporati, "que diariamente contamina la cabeza de importantes periodistas y líderes de opinión en el país", denunció Fernández (uno de los ambientalistas anti-Botnia).
Saludos a mis colegas "contaminantes" de mentes periodísticas. Hasta otra.
Rey Lennon Observer es una forma de compartir mi visión del mundo de las comunicaciones corporativas, las relaciones públicas y el marketing. Inspirado en Contact, la primera publicación sobre PR, creada por Doris y Edward Bernays en los años 1930's, intentará mostrar la realidad cotidiana a través de la lente de la comunicación incorporando las nuevas tecnologías.
martes, febrero 26, 2008
lunes, febrero 25, 2008
Relaciones públicas en Argentina en jaque
Un nueva confusión del papel de nuestra profesión llega a los medios. Esta vez es el diario Perfil el que se refiere de manera despectiva a nuestra labor.
En el breve artículo titulado: Relaciones peligrosas (Argentina - 24/02/2008 - Perfil - Pág. 2/Cultura) el cronista hace referencia al "trágico accidente ocurrido el 23 de enero en San Ignacio, en el que perdieron la vida dos personas", y señala que éste hecho protagonizado por un típico relacionista de celebridades (de aquellos que llevan a famosos a los eventos) "puso en el tapete la actividad de los profesionales de las relaciones públicas y justifica una reflexión en esta columna sobre esta particular profesión."
Reproduzco algunos conceptos del artículo:
Las relaciones públicas se definen como el arte, técnica o profesión de promover los lazos entre organizaciones o individuos y el público, mientras que los agentes de prensa se encargan de promover a un individuo o a una organización procurando una publicidad favorable a través de su difusión en los distintos medios. El primero en usar la frase "relaciones públicas" fue el presidente de los Estados Unidos
Thomas Jefferson en un discurso en el Congreso en 1807, aunque su mención estaba enfocada más en su política que en la definición actualmente reconocida.
Dos películas analizaron la profesión, sus excesos y sus peligros: Días de vino y rosas, de Blake Edwards (1962), y La mentira maldita, dirigida por Alexander Mackendrick (1957).
Ambas películas relatan de manera sordida la vida de dos agentes de prensa. Por cierto, el periodista parece desconocer la evolución que nuestra profesión ha tenido desde mediados de los 60's. Hoy un relacionista público es mucho más que un "prensero" o que aquellos que se dedican a llevar "celebridades" a los eventos.
Un consultor en PR es hoy mucho más parecido a un cientista social que aplica sus conocimientos en las más diversas áreas de la comunicación empresaria: comunicación institucional; de crisis, de marketing; interna; etc. Mucho más que prensa...
Se impone una tarea muy importante en Argentina y seguramente en otros países de la región: dar a conocer nuestra tarea de una buena vez para que se entienda que no somos simples "prenseros" o "convocadores de celebridades", y que no nos pasamos el día con un vaso de whisky en la mano derecha...
En el breve artículo titulado: Relaciones peligrosas (Argentina - 24/02/2008 - Perfil - Pág. 2/Cultura) el cronista hace referencia al "trágico accidente ocurrido el 23 de enero en San Ignacio, en el que perdieron la vida dos personas", y señala que éste hecho protagonizado por un típico relacionista de celebridades (de aquellos que llevan a famosos a los eventos) "puso en el tapete la actividad de los profesionales de las relaciones públicas y justifica una reflexión en esta columna sobre esta particular profesión."
Reproduzco algunos conceptos del artículo:
Las relaciones públicas se definen como el arte, técnica o profesión de promover los lazos entre organizaciones o individuos y el público, mientras que los agentes de prensa se encargan de promover a un individuo o a una organización procurando una publicidad favorable a través de su difusión en los distintos medios. El primero en usar la frase "relaciones públicas" fue el presidente de los Estados Unidos
Thomas Jefferson en un discurso en el Congreso en 1807, aunque su mención estaba enfocada más en su política que en la definición actualmente reconocida.
Dos películas analizaron la profesión, sus excesos y sus peligros: Días de vino y rosas, de Blake Edwards (1962), y La mentira maldita, dirigida por Alexander Mackendrick (1957).
Ambas películas relatan de manera sordida la vida de dos agentes de prensa. Por cierto, el periodista parece desconocer la evolución que nuestra profesión ha tenido desde mediados de los 60's. Hoy un relacionista público es mucho más que un "prensero" o que aquellos que se dedican a llevar "celebridades" a los eventos.
Un consultor en PR es hoy mucho más parecido a un cientista social que aplica sus conocimientos en las más diversas áreas de la comunicación empresaria: comunicación institucional; de crisis, de marketing; interna; etc. Mucho más que prensa...
Se impone una tarea muy importante en Argentina y seguramente en otros países de la región: dar a conocer nuestra tarea de una buena vez para que se entienda que no somos simples "prenseros" o "convocadores de celebridades", y que no nos pasamos el día con un vaso de whisky en la mano derecha...
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jueves, febrero 07, 2008
El caso Gaby Alvarez y la imagen de las RR.PP. en Argentina
Amigos ante las cientos de notas periodísticas que ha generado el trágico caso de Gaby Alvarez en la Argentina se me ocurre que estas líneas escritas por el gran Alberto Borrini para Adlatina.com sintetizan mucho de lo que me gustaría expresar como relacionista público que soy.
Como afirma el mismo Borrini: "Cuanto menos, habría que considerar al caso como un alerta profesional y un estímulo para seguir explicando la actividad".Va la nota completa.
07 de Febrero de 2008
EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI
El caso Gaby Alvarez y la imagen de las RRPP
Una regla de oro del relacionismo, no sé si escrita, es que los profesionales no deben competir en los medios masivos con los clientes que los contratan precisamente con ese propósito. La suya debe ser una tarea discreta, silenciosa e invisible. Esto con respecto a la mediatización voluntaria; ni hablar de la involuntaria, casi siempre negativa, que responde a problemas de conducta o de iniciativas de terceros que escapan al control del involucrado.
El relacionista es un gestor de prensa o de imagen, formado en la universidad como un ingeniero o un abogado. Es una persona de confianza de la gerencia general, especialista en una materia, la comunicación, que cada día cobra más y más importancia en la gestión empresarial..
El relacionista ni siquiera tiene el desahogo mediático de los publicitarios, cuyos nombres o el de sus agencias se imprimen en el orillo de los anuncios. Por esta razón, es difícil que un relacionista alcance el grado de conocimiento popular de un Ramiro Agulla, un Fernando Vega Olmos, un Ernesto Savaglio o de cualquiera de sus colegas más destacados.
Ya habrán adivinado que el motivo de este preámbulo es el resonante suceso delictivo que costó varias vidas y que tuvo como protagonista a "Gaby" Alvarez y su asistente, Ariel Coelho, gestores de prensa especializados en eventos y campañas de personajes del espectáculo, de quienes no tenía referencia alguna hasta que sus nombres aparecieron en la portada de los periódicos.
Naturalmente, cualquier profesional puede cometer un delito; los diarios presentarían entonces al involucrado en su carácter de abogado, ingeniero, publicitario o periodista. Pero los involucrados en la comunicación cargan con la mochila de prejuicios centenarios; publicitarios y relacionistas, sobre todo, pasaron por períodos de mala reputación, que estos últimos consiguieron neutralizar a partir de que sus carreras se convirtieran en disciplinas universitarias, y se desarrollaran profesionalmente.
¿Cuánto pudo haber influído en la imagen de la profesión el caso del "relacionista público" -así lo llamaron invariablemente todos los medios- "Gaby" Alvarez? Es cierto que su radio de acción difiere como el día y la noche del que es propio de los relacionistas empresariales. Pero eso no lo sabe, ni tiene obligación de averiguarlo, el público neófito.
No se trata de una simple división de aguas; la obsesión por figurar de cualquier manera en los medios, propia de los integrantes de la farándula, no se parece en nada a la paciente gestión para lograr una buena reputación que distingue a las empresas. La primera debe germinar en días o no sirve; la segunda, por el contrario, requiere un trabajo a mediano o largo plazo. El consultor farandulesco se mimetiza con sus clientes y opera con otras normas, otro estilo, otros horarios y otras tentaciones; algunas de las más graves afloraron entre las causas de la imperdonable imprudencia de Alvarez y su asistente.
Tan distintas son las características de ambas especialidades que, así como el relacionista empresarial se mantiene discretamente entre las bambalinas, el otro busca la fama tanto o más que sus clientes, y hasta se interpone en las fotos para lograrlo.
El interrogante sobre la incidencia de sucesos negativos de este tipo en la imagen de las relaciones públicas no es fácil de responder. Sólo habría que considerar el caso como un alerta profesional, un estímulo para continuar y reforzar la iniciativa de algunos miembros del Círculo de Profesionales, tendiente a alcanzar una mayor transparencia y comprensión de la actividad por parte no sólo de sus clientes sino también del público en general.
Cuánto más haga una profesión por explicarse y hacerse entender, más estará a salvo del rebote de episodios de la gravedad del que nos ocupa
Como afirma el mismo Borrini: "Cuanto menos, habría que considerar al caso como un alerta profesional y un estímulo para seguir explicando la actividad".Va la nota completa.
07 de Febrero de 2008
EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI
El caso Gaby Alvarez y la imagen de las RRPP
Una regla de oro del relacionismo, no sé si escrita, es que los profesionales no deben competir en los medios masivos con los clientes que los contratan precisamente con ese propósito. La suya debe ser una tarea discreta, silenciosa e invisible. Esto con respecto a la mediatización voluntaria; ni hablar de la involuntaria, casi siempre negativa, que responde a problemas de conducta o de iniciativas de terceros que escapan al control del involucrado.
El relacionista es un gestor de prensa o de imagen, formado en la universidad como un ingeniero o un abogado. Es una persona de confianza de la gerencia general, especialista en una materia, la comunicación, que cada día cobra más y más importancia en la gestión empresarial..
El relacionista ni siquiera tiene el desahogo mediático de los publicitarios, cuyos nombres o el de sus agencias se imprimen en el orillo de los anuncios. Por esta razón, es difícil que un relacionista alcance el grado de conocimiento popular de un Ramiro Agulla, un Fernando Vega Olmos, un Ernesto Savaglio o de cualquiera de sus colegas más destacados.
Ya habrán adivinado que el motivo de este preámbulo es el resonante suceso delictivo que costó varias vidas y que tuvo como protagonista a "Gaby" Alvarez y su asistente, Ariel Coelho, gestores de prensa especializados en eventos y campañas de personajes del espectáculo, de quienes no tenía referencia alguna hasta que sus nombres aparecieron en la portada de los periódicos.
Naturalmente, cualquier profesional puede cometer un delito; los diarios presentarían entonces al involucrado en su carácter de abogado, ingeniero, publicitario o periodista. Pero los involucrados en la comunicación cargan con la mochila de prejuicios centenarios; publicitarios y relacionistas, sobre todo, pasaron por períodos de mala reputación, que estos últimos consiguieron neutralizar a partir de que sus carreras se convirtieran en disciplinas universitarias, y se desarrollaran profesionalmente.
¿Cuánto pudo haber influído en la imagen de la profesión el caso del "relacionista público" -así lo llamaron invariablemente todos los medios- "Gaby" Alvarez? Es cierto que su radio de acción difiere como el día y la noche del que es propio de los relacionistas empresariales. Pero eso no lo sabe, ni tiene obligación de averiguarlo, el público neófito.
No se trata de una simple división de aguas; la obsesión por figurar de cualquier manera en los medios, propia de los integrantes de la farándula, no se parece en nada a la paciente gestión para lograr una buena reputación que distingue a las empresas. La primera debe germinar en días o no sirve; la segunda, por el contrario, requiere un trabajo a mediano o largo plazo. El consultor farandulesco se mimetiza con sus clientes y opera con otras normas, otro estilo, otros horarios y otras tentaciones; algunas de las más graves afloraron entre las causas de la imperdonable imprudencia de Alvarez y su asistente.
Tan distintas son las características de ambas especialidades que, así como el relacionista empresarial se mantiene discretamente entre las bambalinas, el otro busca la fama tanto o más que sus clientes, y hasta se interpone en las fotos para lograrlo.
El interrogante sobre la incidencia de sucesos negativos de este tipo en la imagen de las relaciones públicas no es fácil de responder. Sólo habría que considerar el caso como un alerta profesional, un estímulo para continuar y reforzar la iniciativa de algunos miembros del Círculo de Profesionales, tendiente a alcanzar una mayor transparencia y comprensión de la actividad por parte no sólo de sus clientes sino también del público en general.
Cuánto más haga una profesión por explicarse y hacerse entender, más estará a salvo del rebote de episodios de la gravedad del que nos ocupa
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RR.PP. Comunicación institucional
miércoles, febrero 06, 2008
Una visión crítica de las PR
Saber qué se dice de nosotros siempre es útil si lo recibimos con humildad (es decir con la capacidad de reconocer en la mirada del otro qué es lo que hay de verdad y actuar en consecuencia).
Pues bien, aquí tenemos un excelente ejercicio audiovisual que presenta una visión crítica de nuestra profesión de Relaciones Públicas. Para verlo y reflexionar.
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