lunes, junio 13, 2011

El “caso Weiner” deja al desnudo el Nuevo papel de las redes sociales. ¿De qué se trata?

El caso Weiner y las redes sociales
Nota publicada en: estrategiaynegocios.net
Por: Sergio Roitberg, Presidente & CEO- Newlink Group, el viernes, 10 de junio de 2011

El hombre, 46 años, recién casado, teclea por error y en lugar de un mensaje directo a una mujer que no es su esposa, termina enviando una foto suya que mostraba una erección debajo de la ropa interior a todos sus seguidores en Twitter.

La metida de pata puede ser el principio del fin del matrimonio más firme pero si el infiel es una persona con imagen pública el costo no es sólo un divorcio.


El hombre en cuestión no es otro que el congresista por Nueva York, Anthony Weiner, una figura en ascenso dentro del partido Demócrata con serias aspiraciones de llegar a la alcaldía de Nueva York en 2013. Ahora toda su carrera está a punto de hacerse trizas por la imprudencia.

Divulgada la foto a la velocidad de un rayo (o de un tweet…), Weiner estuvo por más de una semana insistiendo que no había sido él quien había enviado la foto y que seguramente su cuenta de Twitter había sido hackeada.

Sin embargo, la revelación de otras fotos sin camisa en el blog conservador Biggovernment.com hicieron que Weiner terminara admitiendo que había sido el mismo quien envió por error a todos sus seguidores lo que debió ser un mensaje privado a una universitaria de Seattle. No sólo eso, frente a una nube de periodistas y reporteros, el legislador confesó entre lágrimas haber mantenido relaciones virtuales con seis mujeres antes y después de casarse el año pasado.

Weiner reveló que todos estos contactos tuvieron lugar a través de Twitter, Facebook, y correo electrónico.

Quedará mucha tela para cortar sobre este caso pero lo que es seguro que la carrera política de Weiner parece tener los días contados. Sin embargo, no es ni la primera ni será la última vez que un político en Estados Unidos se cave su propia tumba con una relación inapropiada. Pero lo que llama la atención de este escándalo es, en primer lugar, que se origina en una presunta torpeza electrónica cometida por el mismo perjudicado.

El segundo aspecto es la velocidad con que se propagan y se divulgan los detalles (aparecen nuevas fotos, las mujeres involucradas twittean también y dan su punto de vista) que es proporcional al tamaño del golpe a las aspiraciones de Weiner.

En 1998 cuando estalló el caso por las relaciones que Bill Clinton -quien paradójicamente fue el padrino de bodas de Weiner- mantuvo con la pasante Monica Lewinsky, nunca las fotos del encuentro íntimo ganaron la luz pública. Eran otras épocas, las redes sociales eran incipientes y no existía la capacidad que tenemos hoy para enviar mensajes instantáneos, subir fotos y videos desde cualquier teléfono o dispositivo móvil.

El pajarito azul perdió la inocencia

¿Cómo se puede evitar hoy un escándalo como el “Weinergate”?

Más allá de la tarea de formar un matrimonio feliz y duradero, que es una misión noble pero estrictamente personal, la moraleja de esta historia es que aún los mensajes que se vierten en las redes sociales deben estar planificados.

La creencia de que en Twitter y Facebook todo lo que se postea es espontáneo y sale de lo que se nos ocurre en ese momento es errónea, al menos para un producto o una figura pública como la del congresista Weiner.
Un diseño para estos medios sociales debería tener en cuenta todos los escenarios posibles en la interacción con sus seguidores, ya que desde el mismo instante en que se abre un perfil o realizas un update te estás exponiendo al público.

El mensaje también en estos medios debe estar alineado con la estrategia de comunicación general y en sintonía con el tono y el objetivo de la campaña mediática. El desafío es asegurarnos de que lo que se ve desde un tweet o un mensaje en Facebook, una foto o un video esté a la altura de esos lineamientos.
Para una comunicación eficaz en las redes sociales tampoco hay margen de error, aunque este sea a causa de un presunto tipeo involuntario.

1 comentario:

juan dijo...

Muy interesante el articulo, hay otra articulo que se relaciona con este caso, en cuanto al limite que existe entre la vida personal y la vida pública aplicado a las redes sociales que se llama "Mi twitter tambien es de mi empresa" (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Twitter/empresa/elpepisoc/20110508elpepisoc_1/Tes), en el cual se relatan hechos que han sucedido a raiz de lo que distintos empleados de compañias publicaron en su TW.
Es interesante reconocer que el límite queda poco claro al momento de juzgar cuando una acción es privada y pública en un red social, sin duda un político tiene que tener en claro que al cumplir una función pública de gran visibilidad mediatica, sus actos nunca quedaran dentro de un marco de intimidad real.