Dice Eco: "Cuidado con las simulaciones, todo el mundo se las toma en serio. La gente no creyó a Semmelweis cuando trataba de convencer a los médicos de que se lavaran las manos antes de tocar a las parturientas. Decía cosas demasiado simples. La gente cree al que le vende la loción para curar la calvicie. Algo les dice que ese individuo combina verdades que no se pueden combinar, que no razona correctamente ni tiene buena fe. Pero toda la vida han oído decir que Dios es complejo, e insondable, de modo que para ellos la incoherencia es lo que más se parece a la naturaleza divina. Lo inverosímil es lo que más se parece al milagro."
Decir, como expresó el Papa, que renuncia porque no posee ya ni las fuerzas físicas ni espirituales para ejercer un cargo que exige tamaña energía y responsabilidad es una explicación demasiado simple y lineal, extremadamente verosímil en una persona de avanzada edad y con problemas evidentes de salud. Mejor es inventar una trama secreta de presiones e intereses, un conflicto oculto en el Vaticano, obispos y cardenales conspirando tras bambalinas. En definitiva las teorías conspirativas rinden, siempre generan miles de fervientes lectores dispuestos a creer con fe en la trama oculta de la historia...
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